Sentirte tú

A veces solo necesitas cambiar de ciudad. O de país. Empezar una nueva etapa. Que te miren otros ojos. Desde lejos. Ojos desconocidos. Ojos de nuevos amigos. Que te mires con otros ojos. Y que por fin te veas.

A veces solo necesitas pasar más tiempo contigo. Dar más paseos al aire libre. Salir a correr. Tener una conversación difícil. Dejar de sobrepensar. Respirar hondo. Sentir todo más intensamente. No tener miedo. Atreverte a hacer eso que siempre has querido. Tener cerca gente que vea tu potencial. Que alguien te haga crecer y crecer constantemente. Tanto que no sepas ni cómo agradecerlo. Coger un tren y pasar el día en un lugar distinto. Ver la vida pasar por la ventanilla. Pensar en cómo vas a echar de menos los buenos momentos. Ser consciente de que no van a volver. Y que eso los hace más especiales aún. Afrontar momentos duros. Dejarlos ir. Aprender. Quedarte con el recuerdo en vez de con las ganas. Hablar con una amiga mientras te preparas la cena un sábado por la noche después de un día largo. Preguntarle si está bien. Empatizar. Buscar conexiones reales. No preguntar tanto. Escuchar más. Perseguir dopamina real. El sol. Una sauna. Dar una vuelta en bici. Sonreír al verte en el espejo. Saber que no vas rápido pero que vas bien. Ponerte nuevas metas. Querer aprender otro idioma. Plantearte tu futuro. Cuestionarte tu sueño. Asimilar que nada es para siempre. Hacer orgullosa a la Lucía de hace unos años. Enviar postales a la yaya para contarle que todo va bien. Celebrar el cumpleaños de tu abuelo a distancia. Ojalá llevarle un 4x4 al volver de Alemania. Que papá te anime y crea en ti. Que mamá te cuide siempre. Que tus hermanas te quieran tanto. Y tú a ellas. Sentirte afortunada. Sentirte tú.

Lucía.